Aquí donde me ves
sentada en la comodidad
de lo cotidiano
siento estallar los ojos de llanto
y quiero desgarrarme la piel
de este desengaño.
Un puñado de arena
me impide cantar,
¿cómo me trago
las ganas enormes de llorar?
Deseo con fervor silencio y tiempo,
que lleguen,
para desterrarte de mi pecho.
Por ahora imploro,
grito el olvido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario