¿Y qué es lo que hacemos aquí?
Jugamos a ser pequeños dioses,
mezquinos, rencorosos, pero dioses
que atan esperanzas a lo inasible
y que se someten por amor unos a otros.
Jugamos a jugar
y a vencer siempre,
a la muerte, a la tristeza
y a la duda eternamente sembrada.
No perder, no ceder, consigna
unánime pero imposible de cumplir
¿cómo hacerlo, si a cada segundo
se está muriendo?
Vendas a la medida de los ojos,
máscaras según la avaricia
y la ignorancia que muchas veces
se ponen a conciencia en el camino.
Miles de millones de dioses
que viven juntos como desconocidos
pero que siempre juegan
a enamorarse.
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