Cada día me niego a pensar en ti
a regalarte mi angustia
cotidiana de verte
tus ojos
tu figura
a trasluz por los velos de la mente
el laberinto
de mi memoria
y yo.
Te busco en mis noches cansadas
agotadas de lo vano,
¿por qué me haces llorar
de dicha dulce e impotente?
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