Me inunda una tristeza repentina
como marea que llega sin aviso,
se colma la esponja
en el fondo de este cuarto oscuro.
Sólo la tristeza.
La desazón, la ruina del día.
Hoy no hay luna que brille.
Sólo la negrura vacía.
Se escapa la música,
las mariposas salen por la puerta
¡la puerta!
que olvidé cerrar.
Sin embargo hay luna
la noche estalla de luz,
el mundo sigue girando
aunque no quisiera.
Y esa luna me vigila
mientras arranco las alas
de las aves más hermosas
que sólo conocen jaulas.
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