Aunque mediocre y pequeña
quizá como toda yo,
no quiero que me dejes alguna vez
palabra retorcida
que sueño cubierta de gloria,
de música.
Te cuesta salir, escapar
del duro celo de la conciencia,
la vergüenza verduga,
el orgullo yugo
de la masa informe
que imagino dolor o
arrobo dulzón en el pecho.
Te ahoga la preocupación
cotidiana, la cuita vulgar,
palabra que siempre estás
aunque no te halle
en los libros de los hombres
ni se haya inventado todavía.
¿?
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